Telepatía con los Seres de la Madre Tierra
Existe un tipo de comunicación con el resto de seres que constituyen nuestro planeta que va más allá de las palabras pronunciadas con la voz, o los gestos expresados con el cuerpo.
Esta capacidad, innata en todos nosotros, es el lenguaje utilizado por todos aquellos a los que se suele considerar “no racionales”. Un lenguaje en el que no existen limitaciones de idioma o especie. Un lenguaje universal para todo ser sintiente porque se hace a través del corazón.
Estamos hablando de la telepatía. Capacidad que nace con nosotros al llegar a este mundo y la cual olvidamos debido a nuestras creencias e imposiciones sociales. Capacidad que todo niño posee, pero que al ponerle limitaciones, el niño olvida. El resto de seres no ha perdido esta capacidad, porque para ellos no existe la barrera de la razón. Por este motivo, al reconectarnos con lo que somos y al recordar todo lo que olvidamos, esta comunicación puede volver a ser posible con todos aquellos que habitamos en la Madre Tierra.
El Animal Comunicator, o Comunicador Animal, es aquel que ha vuelto a recordar esta capacidad y que la pone al servicio de los animales para poder darles voz. Su misión es sanar la relación humano-animal, ayudando a comprender lo que estos nos quieren decir, enseñando que ellos también tienen opinión y que es tan válida y respetable como la nuestra. Y esta comunicación es curativa tanto para el animal, al sentirse escuchado, como para el humano por abrirle un nuevo canal de conciencia.
Pero los animales no somos los únicos seres que habitamos el planeta. Las plantas, los minerales... todos venimos del mismo TODO, por tanto, todos estamos conectados como hermanos y todos podemos comunicar.
Es hora de que el animal humano deje de mirarse el ombligo y se de cuenta de que en el planeta no está solo. Que los demás animales, los bosques, las montañas, el fuego... son nuestros hermanos y como tal debemos tratarlos.
Aprovechemos esa sabia riqueza que se nos ofrece al levantar la cabeza y mirar con los ojos del corazón.
El Nahual
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