Los animales, como las personas, deben cubrir a diario sus necesidades mínimas para encontrarse en armonía con el entorno. De lo contrario entran en conflicto, y si no lo resuelven de inmediato, se van a encontrar, la mayoría de las veces, con una serie de signos y síntomas asociados.
Estamos ante una medicina que nos aporta luz y nos ayuda a entender con claridad cómo se sienten los animales cuando enferman.
La enfermedad la expresa el enfermo con un triángulo en cuyo vértice superior se sitúa la psique, y en los vértices de la base, el cerebro y el órgano afectado respectivamente.
Mediante esta terapia tenemos la oportunidad de actuar sobre esos 3 vértices de manera aislada o incluso simultáneamente, y de este modo conseguimos acceder profundamente a las necesidades del paciente, tratando su nivel mental, su cortocircuito cerebral y su alteración orgánica, si fuera oportuno.